Holitas vamos con la II Parte de las investigaciones del Dr R.Hammer donde nos explica según sus investigaciones dio cuenta que un virus pernicioso no puede desarrollarse independientemente de la psiquis: psiques- cerebro- soma, por lo cual comienza a desarrollar su teoria de la Ley de Hierro del Cancer y su origen por el SDH(Síndrome Dick Hammer) en homenaje a su hijo Dick de 20 años, quien falleciera abaleado en un confuso accidente; el Dr. Hammer relaciono esta muerte con el cancer que el(próstata) y su esposa(mamas) sufrieran despues de la desaparición de su joven hijo.
Estos estudios le valieron que en 1987 sacara a la luz otros trabajos de investigación sobre el SIDA denunciando la farsa de esta enfermedad y el crimen que se comete al dar la pseudo quimioterapia o retrovirales.Leamos a Hammer.:
“Y a la vez que para los microbios el «objeto a tratar» no es fortuito sino exactamente determinado por la historia del desarrollo embrionario para cada grupo de microbios (exceptuando el cabalgamiento observado anteriormente), el momento en que los barrenderos reciben la autorización para entrar en faena no es fortuito sino determinado con precisión, en función del sistema ontogenético, por el ordenador que es nuestro cerebro: se trata siempre del inicio de la fase de solución del conflicto, es decir, de la fase de curación.
Los microbios, a los que siempre habíamos tomado como a malvados enemigos, ejército de adversarios temibles intentando aplastarnos, y a los que en consecuencia era preciso eliminar a cualquier costo, se descubren ahora como nuestros mejores amigos, valiosos auxiliares, barrenderos y restauradores bienhechores de nuestro organismo. Sólo empiezan a trabajar cuando nuestro organismo les da la orden concreta, desde el cerebro. Y esta orden siempre les es notificado por el cerebro en el momento justo en el que se inicia la fase de curación, cuando el organismo, pasando de la inervación simpática a la inervación parasimpática, entra en una fase de vagotonía (curación) permanente.
El carácter bifásico de las enfermedades. Hasta ahora la medicina moderna imaginaba conocer un millar de enfermedades, repartidas más o menos mitad y mitad entre enfermedades frías, como el cáncer o por ejemplo la angina de pecho, la esclerosis de placas, la insuficiencia renal, la diabetes, etc., y enfermedades calientes, como por ejemplo el reumatismo articular, la glomérulo-nefritis, la leucemia, el infarto de miocardio, las enfermedades infecciosas, etc. En las enfermedades frías, los microbios nos aparecían siempre como apatógenos, es decir, desactivados, en tanto que los encontrábamos en plena virulencia en las enfermedades calientes, con lo que imaginábamos siempre que ellos invadían o atacaban un órgano.
Pensábamos pues que era necesario movilizar a cualquier precio la armada defensiva de nuestro organismo, reforzar el sistema inmunitario contra la armada temible de los invasores, contra los microbios o contra las células cancerosas que buscaban destruirnos. Era una idea completamente falsa.¡Debemos empezar nuestra Nueva Medicina por el principio, desde cero!.
En el esquema fundamental que sigue, toda enfermedad comporta dos fases:
Primera fase. La fase de conflicto activo con simpaticotonía duradera. Al inicio de esta fase de simpaticotonía duradera siempre existe un Síndrome Dirk Hamer. Antes estas primeras fases eran consideradas como enfermedades frías, autónomas, cosa que no eran. A pesar de que durante esta fase simpaticotónica se considera deficiente al sistema inmunitario, en ella no encontrábamos actividad microbiana, es decir, que los microbios eran considerados apatógenos, y por tanto inofensivos.
Segunda fase. La fase de conflicto resuelto con vagotonía duradera. Al principio de esta fase de vagotonía duradera siempre está la solución del conflicto. Antes estas segundas fases eran siempre consideradas como enfermedades calientes autónomas, cosa que no eran. Aunque durante esta segunda fase el sistema inmunitario pareciese funcionar a pleno rendimiento (fiebre, leucocitosis, etc.), los microbios no se sentían en absoluto incomodados y continuaban alegremente montando su juerga. Los mismos microbios a los que antes se había clasificado como apatógenos se convertían de repente en patógenos o extremadamente virulentos, es decir, microbios de naturaleza maligna.
En realidad, las enfermedades de una sola fase no existen. Sencillamente se había olvidado -o no habíamos tenido en cuenta- la cuestión complementaria. He aquí por qué nuestra medicina al completo era totalmente falsa. La Nueva Medicina reconoce más que enfermedades con dos fases, a saber, una primera fase (fría) y una segunda fase (caliente). Este esquema fundamental es válido para las tres capas embrionarias, y para las enfermedades de los órganos derivados de éstos (Ver esquema).
Esta concepción tiene una inestimable ventaja por encima de la medicina clásica: la Nueva Medicina se puede demostrar sin fallos y reproducir rigurosamente en el triple nivel psíquico, cerebral y orgánico. En una palabra: es precisa, exacta por sí misma. No necesita hipótesis de apoyo como la medicina anticuada, que no podía dar un paso sin estas muletas y sin las cuales hace tiempo que habría sido ya desenmascarada. Por ejemplo, las hipótesis relativas a las células cancerosas malignas que circulan en la sangre arterial. A pesar de que nadie haya podido observarlas jamás, se considera que se diseminan por vía arterial hacia otros órganos para fundar nuevas colonias, tumores-hijo, -denominados metástasis-, de un cáncer preexistente, metamorfoseándose en pleno camino y conociendo pertinentemente qué tipo de metamorfosis debían efectuar. Por el contrario, la Nueva Medicina obtiene su lógica de sí misma, prueba las cosas y obtiene conclusiones sin necesidad de hipótesis de apoyo, prohibidas en nombre de la probidad y seriedad científica.
../Continua... Mañana seguimos con este extraordinario trabajo del Dr Hammer, que los llevara a cambiar de pensamiento. cambien de manera de pensar y cambiaran su realidad, con amor, alegria y armonia!
Estos estudios le valieron que en 1987 sacara a la luz otros trabajos de investigación sobre el SIDA denunciando la farsa de esta enfermedad y el crimen que se comete al dar la pseudo quimioterapia o retrovirales.Leamos a Hammer.:
“Y a la vez que para los microbios el «objeto a tratar» no es fortuito sino exactamente determinado por la historia del desarrollo embrionario para cada grupo de microbios (exceptuando el cabalgamiento observado anteriormente), el momento en que los barrenderos reciben la autorización para entrar en faena no es fortuito sino determinado con precisión, en función del sistema ontogenético, por el ordenador que es nuestro cerebro: se trata siempre del inicio de la fase de solución del conflicto, es decir, de la fase de curación.
Los microbios, a los que siempre habíamos tomado como a malvados enemigos, ejército de adversarios temibles intentando aplastarnos, y a los que en consecuencia era preciso eliminar a cualquier costo, se descubren ahora como nuestros mejores amigos, valiosos auxiliares, barrenderos y restauradores bienhechores de nuestro organismo. Sólo empiezan a trabajar cuando nuestro organismo les da la orden concreta, desde el cerebro. Y esta orden siempre les es notificado por el cerebro en el momento justo en el que se inicia la fase de curación, cuando el organismo, pasando de la inervación simpática a la inervación parasimpática, entra en una fase de vagotonía (curación) permanente.
El carácter bifásico de las enfermedades. Hasta ahora la medicina moderna imaginaba conocer un millar de enfermedades, repartidas más o menos mitad y mitad entre enfermedades frías, como el cáncer o por ejemplo la angina de pecho, la esclerosis de placas, la insuficiencia renal, la diabetes, etc., y enfermedades calientes, como por ejemplo el reumatismo articular, la glomérulo-nefritis, la leucemia, el infarto de miocardio, las enfermedades infecciosas, etc. En las enfermedades frías, los microbios nos aparecían siempre como apatógenos, es decir, desactivados, en tanto que los encontrábamos en plena virulencia en las enfermedades calientes, con lo que imaginábamos siempre que ellos invadían o atacaban un órgano.
Pensábamos pues que era necesario movilizar a cualquier precio la armada defensiva de nuestro organismo, reforzar el sistema inmunitario contra la armada temible de los invasores, contra los microbios o contra las células cancerosas que buscaban destruirnos. Era una idea completamente falsa.¡Debemos empezar nuestra Nueva Medicina por el principio, desde cero!.
En el esquema fundamental que sigue, toda enfermedad comporta dos fases:
Primera fase. La fase de conflicto activo con simpaticotonía duradera. Al inicio de esta fase de simpaticotonía duradera siempre existe un Síndrome Dirk Hamer. Antes estas primeras fases eran consideradas como enfermedades frías, autónomas, cosa que no eran. A pesar de que durante esta fase simpaticotónica se considera deficiente al sistema inmunitario, en ella no encontrábamos actividad microbiana, es decir, que los microbios eran considerados apatógenos, y por tanto inofensivos.
Segunda fase. La fase de conflicto resuelto con vagotonía duradera. Al principio de esta fase de vagotonía duradera siempre está la solución del conflicto. Antes estas segundas fases eran siempre consideradas como enfermedades calientes autónomas, cosa que no eran. Aunque durante esta segunda fase el sistema inmunitario pareciese funcionar a pleno rendimiento (fiebre, leucocitosis, etc.), los microbios no se sentían en absoluto incomodados y continuaban alegremente montando su juerga. Los mismos microbios a los que antes se había clasificado como apatógenos se convertían de repente en patógenos o extremadamente virulentos, es decir, microbios de naturaleza maligna.
En realidad, las enfermedades de una sola fase no existen. Sencillamente se había olvidado -o no habíamos tenido en cuenta- la cuestión complementaria. He aquí por qué nuestra medicina al completo era totalmente falsa. La Nueva Medicina reconoce más que enfermedades con dos fases, a saber, una primera fase (fría) y una segunda fase (caliente). Este esquema fundamental es válido para las tres capas embrionarias, y para las enfermedades de los órganos derivados de éstos (Ver esquema).
Esta concepción tiene una inestimable ventaja por encima de la medicina clásica: la Nueva Medicina se puede demostrar sin fallos y reproducir rigurosamente en el triple nivel psíquico, cerebral y orgánico. En una palabra: es precisa, exacta por sí misma. No necesita hipótesis de apoyo como la medicina anticuada, que no podía dar un paso sin estas muletas y sin las cuales hace tiempo que habría sido ya desenmascarada. Por ejemplo, las hipótesis relativas a las células cancerosas malignas que circulan en la sangre arterial. A pesar de que nadie haya podido observarlas jamás, se considera que se diseminan por vía arterial hacia otros órganos para fundar nuevas colonias, tumores-hijo, -denominados metástasis-, de un cáncer preexistente, metamorfoseándose en pleno camino y conociendo pertinentemente qué tipo de metamorfosis debían efectuar. Por el contrario, la Nueva Medicina obtiene su lógica de sí misma, prueba las cosas y obtiene conclusiones sin necesidad de hipótesis de apoyo, prohibidas en nombre de la probidad y seriedad científica.
../Continua... Mañana seguimos con este extraordinario trabajo del Dr Hammer, que los llevara a cambiar de pensamiento. cambien de manera de pensar y cambiaran su realidad, con amor, alegria y armonia!
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